Once años y medio; o, lo que es lo mismo, 138 meses; o 4.220 días. Este es el tiempo que ha transcurrido desde que Robert Pattinson fue designado embajador del perfume Dior Homme por primera vez —ocurrió el 12 de junio de 2013—. Entonces, el intérprete oriundo de Londres cargaba a sus espaldas con la etiqueta de sensación adolescente, pues vivía todavía los coletazos del proyecto cinematográfico teen que lo hizo aterrizar en la cima de la cinematografía mainstream. Hablamos, claro está, de la saga Crepúsculo —adaptación para la gran pantalla de la fábula de Stephanie Meyer—, que culminó el 16 de noviembre de 2012 con el estreno de la segunda parte de Amanecer —último título de la colección de relatos que inequívocamente impulsó el género vampírico en el ámbito audiovisual—.
También entonces Dior Homme representaba un renacer olfativo para la maison francesa. Su primera versión fue formulada por el nariz Olivier Polge y vio la luz en 2005 (año en el que, a modo de curiosidad, Robert Pattinson encarnó su primer papel relevante en la gran pantalla como Cedric Diggory en Harry Potter y el cáliz de fuego). Unos años después, el perfumista François Demachy, que había tomado el relevo de Polge tras trabajar en Chanel, Ungaro, Bourjois y Tiffany, fue el responsable de replantear un perfume que ya en su día había supuesto una revolución en la industria. ¿Por qué? Porque el primer Dior Homme, el de 2005, se promocionó como una fragancia que olía… a maquillaje de mujer. En concreto, a lápiz de labios. Esta reminiscencia femenina se atribuyó entonces al uso que hizo Polge del iris como una nota de salida ultrapotente. Demachy, en el momento de reinterpretarlo en la declinación Intense, lo depuró y mezcló con el cacao, el talco y la vainilla. La responsabilidad del francés era mastodóntica, pero su trabajo superó todas las expectativas. Dior Homme Intense fue tan solo el primero de muchos éxitos, como Sauvage —el perfume masculino más vendido del mundo—, Miss Dior o la versión Infimissime de J’Adore.
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