¿Es Robert Pattinson la última verdadera estrella de cine?

 Quizás quería ser actor sin ser una celebridad, pero luego convirtió su fama en una forma de actuación en sí misma.

En una tarde gris de agosto, me encuentro con el actor en la casa de su amigo en De Beauvoir Town, un frondoso barrio en el noreste de Londres donde él y su prometida, la actriz y músico inglesa Suki Waterhouse, se han estado quedando con su niña mientras estaban de visita desde Los Ángeles, y caminamos hasta un estudio de cerámica a una milla de la carretera. En una semana, Waterhouse, de 32 años, abrirá el concierto de Taylor Swift en el estadio de Wembley, tocando canciones de su segundo álbum recién lanzado, "Memoir of a Sparklemuffin". Para entonces, Pattinson estará en Canadá filmando una película con Jennifer Lawrence, pero primero quería volver a grabar una voz en off para su próximo largometraje, "Mickey 17", una sátira distópica de Bong Joon Ho , el director surcoreano ganador del Oscar por "Parásitos" (2019). Por ahora, sin embargo, Pattinson está encorvado sobre una mesa de trabajo, esculpiendo a mano una taza con un asa claramente fálica. “Es una zanahoria gigante ”, aclara, un regalo para sus anfitriones. “Deben de gustarles mucho las zanahorias”, le digo, pero la broma no tiene sentido. “Creo que sería bastante satisfactorio tener una taza así de grande”, dice. Mientras empiezo a preguntarme si lo he ofendido, se inclina hacia atrás para evaluar su trabajo. “Tiene una pequeña curva”, dice con una sonrisa burlona. Hacer intencionalmente un pene de arcilla frente a un periodista no es solo una elección; es un desafío. “Me encantaría ver cómo vas a usar esto”, me dice.
A pesar de aparecer a los 17 años en “Harry Potter y el cáliz de fuego” (2005) y convertirse en un objeto de interés mediático unos años más tarde por interpretar a un vampiro embelesado en las cinco películas de “Crepúsculo” (en el apogeo del éxito de la franquicia, contrataba coches señuelo y se escondía en baúles para evitar ser acosado por fans y paparazzi), Pattinson es sorprendentemente desprevenido. No se toma su oficio ni a sí mismo demasiado en serio: en un lapso de menos de 30 minutos, me dice que es ignorante, frágil, aterrorizado, ególatra, terrible, lleno de ira y vanidoso. El único recorte de prensa en su dormitorio de la infancia en Londres es una copia enmarcada del número del Hombre vivo más sexy de la revista People de un año en el que ni siquiera estaba incluido. (George Clooney se lo dio como broma). Recientemente, sacó sus premios de actuación y los puso en un estante; en cuestión de días, los había devuelto a su unidad de almacenamiento.  Entrevista completa en la fuente nytimes.com